El campamento
El año pasado, mi nena salió de campamento por primera vez. ¡Toda una
aventura! Antes de preparar su mochila, por su puesto, con madre taxónoma,
hicimos juntas listas...
Los términos que íbamos incorporando, representarían
todos los objetos que podría introducir en ella, todo lo que tenía "permitido" llevar.
Difícil ejercicio de control de estos
términos... y eso que dedico gran parte de mi trabajo a ello. Luego había que
agruparlo según sus propiedades: la ropa, los artículos de aseo, etc.
Para ella había algo, un objeto que era
fundamental. Así lo había conversado con sus compañeros y serviría para la
búsqueda nocturna del tesoro… Era la encargada de llevar una brújula. Y al escribir la lista lo repitió más de tres
veces: le habían pedido una brújula y no podía faltar por nada del mundo...
En cambio para mí, la tarea fue repetirle más de tres veces que el
cepillo de dientes era necesario.
Nos pusimos de acuerdo y como título del
listado escribimos:
El campamento fue un éxito y la lista poco
contribuyó a ello. Pero a los pocos meses en su habitación... encuentra ese listado ya casi perdido en la casa y luego de
leer en voz alta el título: brújula y cepillo de dientes, exclama:
¡Esto sí que significa campamento!
Me dio mucho gusto ver que cierto orden de
las cosas, casi incongruente si no fuera por contextos determinados, nos
permiten organizar objetos, información y con ello, crear conocimiento.
Mi nena no olvidará que el cepillo de dientes, ordenado y
clasificado en estantes que nada tienen que ver con los objetos que acompañan
las brújulas se pueden enlazar semánticamente; y la inferencia y el
conocimiento implícito resultante será campamento.
¡Genial por las clasificaciones
que nos permiten crear conocimiento!
¡Nos reencontramos pronto en este espacio!
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