viernes, 7 de noviembre de 2014

De autos y yogures…


De autos y yogures…

Al escribir una respuesta sobre desambiguación para otro blog (Caminos para disminuir la ambigüedad en los vocabularios controlados), recordé un episodio que compartí con mi nena hace ya unos años. De cinco por entonces, viendo una publicidad televisiva me pregunta: “Mamá, qué tienen que ver los autos con los yogures? Dirigí la vista al televisor y pude detenerme en el problema semántico que mi hija había detectado. Vi una especie de envase de yogur bebible que “ayuda a regular el tránsito lento”. Dos palabras de campos semánticos muy alejados: tránsito automotor y yogur bebible. En apariencia esta combinación era alocada, por lo menos, o difícil de conciliar a priori en un campo semántico compartido.


Claro, enseguida pude explicarle que en ese término, la palabra tránsito no es el paso de autos sino el movimiento de los alimentos en nuestro cuerpo. Saqué una explicación a la medida de una pequeña de cinco. Y además ese líquido similar al yogur tenía la propiedad de ayudarnos para que los alimentos salieran de nuestro cuerpo… Nos reímos juntas…

Es evidente que la terminología especializada se va colando a la lengua general, y en este trasvase los medios de comunicación tienen gran parte de responsabilidad (bien entendida) ya que son fundamentales propagadores de neologismos. Ya todos hablamos de tránsito lento cuando antes lo hacíamos con otra terminología.

Volviendo al comienzo, al escribir sobre el uso de los términos compuestos en los vocabularios controlados, rescaté la regla que permite resolver la ambigüedad léxica en caso de “que cada palabra que compone el término no conserva el significado que expresa por separado o bien si la palabra es polisémica”. Este es un caso de ello.  





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